Si, si, siiiiii … Renovarse como pareja, ya sé que el título del post es un poco provocativo y que habrán miles de personas pensando que las relaciones no son desechables, que hay que luchar en tiempos de crisis y bla bla bla. Pero como les he dicho antes, no me baso en estudios científicos ni tampoco en la moral de las personas o de la sociedad.
Mis inspiraciones están en el día a día, tanto de mis pacientes como de amigas o historias de pasillo. Porque a diferencia de usted hombres, nosotras sí hablamos de nuestros problemas, y no porque seamos chismosas, sino porque creemos que dos cabezas piensan mejor que una, y quizás un punto de vista distinto me puede servir en una crisis donde lo único que quiero es hacer mis maletas e irme. Y como escribo para Maternidarks, literalmente puedo decir lo que se me antoje, aunque todo es siempre con amor y cariño. Todo nace de hablar de lo que nadie quiere hablar, de lo que todos se hacen los locos y acumulan el polvo bajo la alfombra.
Y qué mejor que hacerlo de una manera divertida y poder reírnos de los que nos pasa. Y como diría mi maestra espiritual “al que le queda el saco, que se lo ponga”. La rutina es, sin lugar a dudas, el enemigo número uno de la vida diaria pero por sobre todo de la relación de pareja. No hay nada más aburrido que hacer todos los días lo mismo: levantarse en la misma cama, con la misma persona al lado, mismo desayuno, mismo camino a la oficina y así, suma y sigue más de lo mismo. Básicamente te agarró la máquina y no sabes qué hacer o cómo hacerlo para salir de ella, pero renovarse como pareja requiere trabajo.
¡Acá la gran MISIÓN!
Por favor no vayan leyendo y en sus cabezas diciendo “imposible”, “no podría”, “no va conmigo”, simplemente lean y pónganse uno de los miles de sacos que habrán en stock. Esto no es una guía que debes seguir paso a paso, son solo ideas que a mí se me ocurren y que me encantaría aplicar una vez que encuentre el botón OFF de mi cabeza que me llena de peros.
La primera que creo que es universal para todas las parejas y la más fácil de aplicar es hacer cada día algo distinto al anterior. Y esto es tan fácil como por ejemplo en el desayuno tener tazas distintas, comprar 3 tipos de pan e intercalarlos durante la semana, un día tomarlo en la habitación, otro en la cama, otro en el comedor, otro en la cocina y así. Camino al trabajo, intentar rutas distintas ya sea en auto o caminando (puedes simplemente cruzar la calle, tomar un atajo de una cuadra, etc), escuchar música distinta o programas de radio diferentes, etc. La idea es mandarle la primera señal al cerebro de que todos los días no son iguales para que se flexibilice y esté abierto a lo nuevo.
Fácil ¿o no? Me parece que un par de semanas haciéndolo y ya. Dicen que el cerebro requiere que una actividad se repita 21 días para hacerla un hábito. Y que mejor hábito que la NO rutina.
La segunda ya va más relacionada con tu pareja. Acá estoy apostando a que estén relativamente bien, puedan conversar abiertamente y opinar con respeto las ideas propuestas. Si en verdad estás mal con tu pareja, vez que hablan se pelean y básicamente no toleran ni la respiración del otro, por favor no sigas leyendo este post y apaga el computador porque tu problema es más grave que estar inmersos en la rutina y no tanto sobre renovarse como pareja. Busquen ayuda de un profesional para que los oriente en la crisis que estén atravesando. Bueno, pienso que los detalles siempre hacen la diferencia. Así que SIN ESPERAR QUE EL OTRO HAGA ALGO PARECIDO (jamás se les va a ocurrir) intenta darle algo distinto cada día. Eso puede ser un saludo diferente, un beso más apasionado, una comida rica, sexo oral, masajes, un chocolate o lo que sea de tu cariño. Te darás cuentas que estos pequeños detalles crean un ambiente nuevo y probablemente despiertes en tu pareja un lado romántico.
Y como tercera misión imposible propongo una tarea que fue inventada por mí para una pareja que atendí hace un tiempo que estaban teniendo dificultades en la intimidad. Su frecuencia sexual era relativamente buena (3 a 4 veces por semana considerando que estaban casados hace 10 años y con 3 hijos) y ambos experimentaban orgasmos el 95% de las veces. Pero llegaron a terapia porque estaban aburridos de tener sexo de la misma forma una y otra vez, fuera éste placentero o no. Ambos deseaban algo más y tenían mucha vergüenza de decírselo mutuamente. En fin, para resumirles creamos una cajita que contenía 60 tarjetas blancas. Cada uno se llevó 25 y con todo el tiempo del mundo deberían rellenar cada una de ellas con algo que les gustaría hacer con el otro (y que supieran que el otro iba a estar más o menos dispuesto a hacerlo) y yo me quedé con 10 y escribí otras ideas.
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Una vez terminadas todas las tarjetas las metimos en la cajita, la cual se llevaron a su casa y tenían la misión de leer 2 tarjetas semanales. Si ambos estaban de acuerdo con lo que se planteaba se esperaba que el siguiente encuentro sexual cualquier de los dos tomara la iniciativa para llevar a cabo la misión. Si alguno no se sentía cómodo con la idea, deberían tomarse el tiempo para conversarlo y ver todas las alternativas y variables posibles. En resumen, esta pareja estuvo no más de 6 meses en terapia y terminamos el proceso con la siguiente frase
“Estuvimos conversando con mi marido y llegamos a la conclusión de que ambos estábamos con ganas de hacer algo más en términos sexuales y ninguno se atrevía a pedirlo por miedo a lo que el otro iba a pensar. Ahora nos sentimos como cabros chicos cada vez que tenemos que leer una nueva tarjeta, incluso nos sobraron tarjetas en blanco cuando las compramos y se nos han estado ocurriendo cosas nuevas y más atrevidas que hemos ido escribiendo”.
Mi cara de felicidad y la sensación que me produce saber que una pareja que se amaba tanto, que en algún minuto pensaron como solución que cada uno tuviera una aventurar por fuera para encender esa llama, y se dieron cuenta que cada uno podía hacerlo si estaban dispuestos a trabajar en la relación. ¡Es impagable! Y de eso se trata, de identificar problemas y poder trabajarlos para renovarse como pareja. Pero acá ambos tienen que estar en sintonía, ambos tienen que querer. Porque lo más fácil es cambiar a la pareja, eso se hace rapidito, pero estés con quien estés, eventualmente estarás en la rutina y sólo depende de ti (y de tu pareja) hacer algo para combatirla. Y si sencillamente no tienen ganas, piensan más en separarse que en arreglarse, sienten que ya no hay amor y realmente ninguno pone nada de su parte, ¡¡RENUEVA A TU PAREJA!! La vida es una sola querida, y seas como seas (con tus defectos y virtudes) te mereces ser amada, respetada y valorada como la mujer que eres. Y tu pareja también.
Michelle Pollmann
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